El quehacer

Carátula
“El libre albedrío”
Ofrenda
Grabado

Pintar un cuadro no siempre es un momento reflexivo

es un compendio de contradicciones

uno, tres o siete días de vacilaciones, de tensiones, de angustias

ratos de frustración, de corregir, de quitar, de poner aquí y allá

es un gesto repetido, un trance, un acto contenido

una lucha interna, una guerra frontal contra tus convicciones

contra lo obvio, contra lo aprendido

contra el espíritu de las cosas que se resisten a entregarse

un dejarse llevar por tus sentidos, tus emociones, tus básicos instintos

sin temor a equivocarte una y otra vez

muchos instantes de contemplación, de autocrítica, de dudas…

Cada segundo estás a prueba y al borde de tus límites

es un pulso constante

una experiencia a base de encuentros y desencuentros

de placeres sin nombre, inconfesables…

Se sufre, se disfruta, se maldice, se goza

es un continuo ejercicio de ensayo y error.

Deja un comentario