Los predestinados

La caza del dragón
Grabado

El profeta grita que todos deben creer sus profecías adquiridas en sueños, en apariciones sobrenaturales o por circunstancias abstractas, pues solo así se podrán salvar del caos y la fatalidad impía. El político piensa que los demás deben seguirlo, porque por algún extraño designio, sólo él podrá guiarlos por el sendero de la prosperidad y la libertad de sí mismos. El asesino cree que su víctima merecía la muerte, porque si no pensaba, ni creía, ni sentía como él, entonces para qué quería vivir?- seguramente no era una buena persona. El profeta y el político y el asesino se sienten justicieros, la conciencia del cosmos, una extensión de la mano de Dios.

Todos ellos se consolidan y afianzan su ego al amparo de los medios, quienes pregonan desde su atril la libertad de expresión, siempre que se diga lo que ellos dicen y quieren oír para envanecer su grandeza; no interesa saber qué conciencias se manipularon, o si vendieron su alma al diablo; cuántos votos hubo que comprar, cuánto se pagó por el silencio de los cómplices; a quienes pisotearon, cuántos niños mueren de hambre cada noche por su mezquindad.

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La caza del dragón

Lanzar a toda una sociedad por el despeñadero de su avaricia, es criminalmente irresponsable. La realidad se supera en brutalidad a sí misma con cada hecho nuevo…Pero a nadie le interesa conocer la verdad. Quién desea saber del sacrificio de los vencidos o del insomnio de los sin trabajo?… Solo los vencedores escriben la historia. (F)

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