Siento lástima de las mentes que gravitan entre el barro y el odio.
Lástima de las madres campesinas y analfabetas que sin quererlo siguen pariendo hijos para la guerra.
Lástima del masoquista complaciente con el maltrato y que aboga por la mano dura.
Lástima de quienes cierran los ojos y toman el atajo.
Lástima de quienes sin tener techo ni alimento bendicen al huracán que derribó sus casas y su cosecha.
Lástima de quienes siguen la voz de su pastor, reforzando su condición de borregos.
Lástima del ojo que atraviesa la viga.
Siento lástima del argumento insensato.
Lástima de quienes quieren volar y empapan sus plumas de sangre.
Lástima del miope de espíritu cuyas ideas libertarias tienen el alcance del vuelo de una gallina.
Lástima del fanático político que se persigna para hablar de su líder de barro, alias el mesías.